Tiempo atrás, ir a conocer el lago de Atitlán equivalía a visitar Panajachel. Ahora es mucho más que solamente “Pana”, es querer explorar el lago y sus alrededores. Un lago de 130 kilómetros cuadrados da para muchas exploraciones, sobre todo si tomamos en cuenta que su cuenca está rodeada por tres imponentes volcanes, una docena de pueblos que hablan cuatro idiomas distintos y, para los que gustan del avistamiento de aves, más de 150 especies que observar. El encanto está garantizado.
Dentro de ese esplendor natural y humano, la novedad mayor reside en un pequeño pueblo, San Juan La Laguna, ubicado en la esquina sur-poniente del lago, a media hora en lancha desde Panajachel y, por carretera, a 175 kilómetros de la capital.
¿Qué es lo que destaca y distingue a San Juan La Laguna entre los pueblos del lago? Su gente, la limpieza, el arte, la abundancia y calidad de artesanías y la seguridad. Franceses y estadounidenses, en su mayoría, los turistas que acuden a maravillarse explorando este bello pueblo y sus riquezas naturales, culturales e históricas. Algunos de ellos complementan su experiencia subiendo al popular Cerro del Rostro Maya o ascendiendo a la cima del volcán de San Pedro, donde reside un ave en peligro de extinción, el pavo de cacho.
La pintura primitivista o naif de un medio centenar de pintores de San Juan dan testimonio de una verdadera ebullición artística. Esta revolución cultural tiene su complemento femenino en los tejidos de algodón con tinte natural (no químico) de una veintena de asociaciones de mujeres. Así que de galerías y talleres está lleno ese pueblo. También es agradable visitar la fábrica de chocolate, en donde se recibe una demostración gratuita sobre el proceso de elaboración; el huerto de plantas medicinales es otra agradable experiencia.
En la iglesia del lugar se aprecia la maestría tzutujil en el cincelado de la piedra. Además de la iglesia se sugiere visitar alguna de sus cinco cofradías, activos centros de religiosidad ancestral.
Hotel Ecológico para “relax”
Como este pueblo da para una experiencia de varios días, lo más recomendable es visitarlo con tiempo suficiente para explorarlo; caminando por sus calles, conocer sus artesanos y artistas, comprarles directamente a ellos recuerdos que vendrán a adornar nuestras casas o tener regalos especiales para nuestras amistades. En este caso, el eco hotel Uxlabil Atitlán es la opción recomendada. De piedra cincelada y tallada en el mismo poblado de San Juan fue construida la mayor parte de Uxlabil, el hotel más acogedor del pueblo.
¿Quién no desearía tener siempre la mirada puesta en el lago de Atitlán, sus montañas y volcanes? ¿Quién no disfruta navegando sus aguas en un kayak? ¿Quién no desea terminar el día relajándose en un sauna maya? Y al amanecer de cada día un desayuno sabroso y natural, servido con auténtico esmero y amabilidad, sin perder de vista el eterno paisaje. Esto es parte de la mucho que ofrece Uxlabil (tu respiración, en idioma quiché). Parte de lo servido en las exquisitas comidas, el té, aguacates, bananos, café y diversas hortalizas son cultivadas allí mismo.
Para los que desean disfrutar navegando en el lago más bello del mundo y visitar diversos pueblos, el hotel Uxlabil ofrece desplazamientos con guía en el Crucero de Atitlán, un barco de dos niveles especialmente equipado para la navegación segura y cómoda. Visto desde el exterior, se aprecia un colorido barco pintado por un grupo de jóvenes y talentosos artistas originarios de San Juan La Laguna, representando los huipiles de Santiago Atitlán y el homenajeado pueblo de San Juan La Laguna, además de muchas aves que habitan la región de Atitlán.
Artículo escrito para la revista “Crónica” por Franco Sandoval, escritor guatemalteco con muchos galardones nacionales e internacionales y gerente general de Eco Hoteles Uxlabil.

Pasillo del Eco Hotel Uxlabil Atitlán.

Para un descanso acogedor

Crucero de Atitlán, el mejor punto de vista para explorar el lago de Atitlán de forma segura y enriquecedora.
El lago de Atitlán es el segundo destino preferido por los turistas que visitan Guatemala. Y también para los guatemaltecos, después de Antigua, la ciudad que durante trecientos años fue capital centroamericana.